Mira estos ejemplos y descubre qué tipo de narrador es.
La mañana del 4 de octubre, Gregorio Olías se levantó
más temprano de lo habitual. Había pasado una noche confusa, y hacia el
amanecer creyó soñar que un mensajero con antorcha se asomaba a la puerta para
anunciarle que el día de la desgracia había llegado al fin.
Luis
Landero, Juegos de la edad tardía
Luego se habían metido poco a poco las dos y se iban
riendo, conforme el agua les subía por las piernas y el vientre y la cintura.
Se detenían, mirándose, y las risas les crecían y se les contagiaban como un
cosquilleo nervioso. Se salpicaron y se agarraron dando gritos, hasta que ambas
estuvieron del todo mojadas, jadeantes de risa.
Rafael Sánchez Ferlosio, El Jarama
Me niego a corresponder, a representar el papel de
esposa de alto status, que esconde su cansancio tras una sonrisa, lleva la batuta
en conversaciones sin fuste, pasa bandejitas y se siente pagada de su trabajera
con la típica frase: Has estado maravillosa, querida.
Carmen Martín Gaite, Nubosidad variable
Ahora él le apartaba los cabellos con la mano y Teresa
bajó los ojos. La mano [...] se posó luego en el cuello de la muchacha,
presionando levemente la nuca. [...] (Mal lo estás haciendo muy mal,
ignorante [...])
- Es lo normal. -Le acariciaba los cabellos, la línea suave de los hombros,
la nuca-. Es tan fácil quererte, tan sencillo. Lo más sencillo del mundo. Eres
bonita, inteligente...
- Pero, ¿qué dices?
- Pues eso, que estás hecha para que te adoren (mal, muy mal,
desgraciado, ¿qué te pasa?). Eres un ángel.
Sus cuerpos se tocaron. Teresa seguía con los ojos bajos.
Juan Marsé, Últimas tardes
con Teresa
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